Los fantasmas del metro
Con motivo de la inauguración de un museo en la mítica estación fantasma de Chamberí del metro de Madrid, me gustaría hacer un repaso por algunas historias que circulan sobre fantasmas en el metro.
En Barcelona muchos jefes de estación no quieren trabajar en la estación de Rocafort en el último turno debido una serie de inexplicables suicidios ocurridos en poco tiempo. Muchos han reconocido que al mirar los monitores de TV de la estación han visto gente paseando por los andenes a pesar de que la estación estaba cerrada al público. Incluso uno de ellos relata como un pasajero le preguntó con una voz de ultratumba cuando iba a ser inaugura una línea... que llevaba 7 años funcionando.
Ocurre algo parecido en la estación fantasma de Gaudí que se construyó pero nunca se llegó a finalizar ni a inaugurar. A pesar de eso se dice que puedes ver a gente esperando ausente algún tren... Y esto mismo se repetía en la estación de Chamberí de Madrid.
Otras historias circulan sobre los fantasmagóricos y extraños animales que pueblan las vías y recovecos de las estaciones, pero esto no me parece raro si tenemos en cuenta las pedazo ratas que pueden llegar a criarse allí, en la oscuridad, sin que nadie las moleste...¡criaturitas! Existen también en todos los metros del mundo la leyenda de un tren fantasma que pasa después de la hora de cierre con destino a ninguna parte.
Y por último una historia que se repite en todos las redes metropolitanas del mundo, en distintas variantes. Cuentan que una mujer sube a un vagón a ultima hora de la noche en el que hay dos hombres y entre ellos una mujer. La mujer se sienta enfrente de ellos y se pone a leer un libro. De repente observa que la mujer sentada en medio de los dos hombres la mira fijamente pero sin verla. La mujer continúa su lectura y en la parada siguiente sube un hombre con traje y se sienta al lado de ella. De repente el hombre le dice a la mujer al oído : “Si usted sabe lo que le conviene se bajará en la siguiente estación conmigo”. La mujer, aterrorizada, mira al hombre y se bajan en la siguiente estación. Cuando el tren se va del anden el hombre le dice: “Perdóneme, no quería asustarla. Soy médico y esa mujer que estaba enfrente de usted estaba muerta. Los dos hombres la sostenían”.
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